CUENTO DE NAVIDAD
EL GUSANITO RODOLFO
Había una vez, un gusanito llamado Rodolfo, que tenía la nariz roja. Cuando su nariz brillaba significaba que tenía hambre. Él iba a un huerto y allí se comía las plantas de los agricultores, sus frutas y verduras como lechugas, remolachas, coles...
Un día, Rodolfo tenía tanta hambre, que empezó a decir: "¡uy qué hambre tengo! Ahora mismo me podría comer una huerta entera!". Su nariz brillaba tanto como las luces de navidad.
Así que fue a una huerta enorme y se la comió entera. Los agricultores, cuando vieron que el gusano se había comido casi todas las verduras, se pusieron molestos y pusieron trampas para orugas, lombrices y gusanos.
Al siguiente día, que a Rodolfo le dio mucha hambre y se le iluminó la nariz , se fue al huerto y se comió todas las hortalizas él solo. Se llenó tanto que no podía ni arrastrarse. El agricultor, salió a ver las verduras, se encontró al gusanito y lo capturó. El agricultor le gritó: ¡deja de comerte mis verduras!.
La familia del gusanito se enteró que a Rodolfo lo habían capturado y fueron a rescatarlo. El agricultor los vio y también los capturó, pero por suerte uno de la familia se había escondido en el tarro del azúcar.
Este gusanillo escondido pudo rescatar a la familia de Rodolfo sin que el agricultor se enterara. Con mucho esfuerzo, abrió el tarro donde los tenía escondidos y salieron uno a uno.
Después cogieron comida y un poco de azúcar para emprender su camino de vuelta a casa. No volvieron a ese campo para no arriesgarse a ser capturados. Decidieron plantar ellos y recoger su propia cosecha. Así comieron verduras felices todos juntos el día de Navidad.
FIN
Autor: Jesús David Visbal Fernández.
Comentarios
Publicar un comentario